Papagayo
baja
8 km
3 h
47 €
La Ruta de Papagayo es un recorrido circular ideal para quienes desean combinar senderismo, historia y algunas de las costas más espectaculares del sur de Lanzarote. El camino comienza y finaliza en el mismo punto de encuentro, lo que facilita la organización y permite disfrutar del entorno sin prisas.
Desde el inicio nos dirigiremos hacia la costa de Playa Blanca, donde el paisaje se abre frente al imponente océano Atlántico. Durante esta primera parte del recorrido bordearemos acantilados suaves y senderos cómodos que nos conducirán hacia las famosas playas vírgenes de Papagayo, conocidas por sus aguas cristalinas y su arena dorada. Aquí podremos tomarnos un momento para admirar las vistas, respirar aire puro y captar la esencia natural de este enclave protegido.
A mitad del trayecto nos adentraremos en la historia militar de la zona con la visita a una batería de guerra construida en 1897. Estas antiguas instalaciones defensivas, aunque hoy en desuso, forman parte del patrimonio histórico local y permiten imaginar cómo era la vida y la vigilancia costera en aquella época. El entorno ofrece además una excelente panorámica sobre el litoral y las islas vecinas.
Continuando la ruta y acercándonos nuevamente al punto de partida, encontraremos una trinchera de la misma época, otro vestigio histórico que complementa la visión del pasado militar de la región. Este último tramo del recorrido destaca por su tranquilidad y por las vistas abiertas que acompañan el regreso.
En conjunto, la Ruta de Papagayo es un paseo accesible y enriquecedor, perfecto para quienes desean disfrutar de un entorno natural único mientras descubren fragmentos de la historia de Lanzarote.
A medida que avanzas, los paisajes volcánicos te envolverán con su belleza única. Las formaciones rocosas, creadas por antiguas erupciones, cuentan la historia de la actividad volcánica que ha moldeado la isla. Llegar a la cima del impresionante cráter te hará sentir lo pequeños que somos en comparación con la majestuosidad de la naturaleza. Desde este punto elevado, podrás apreciar la vastedad del paisaje volcánico que se extiende hasta donde alcanza la vista.
Saborear un aperitivo canario en la cima, acompañado de una copa de vino y las vistas panorámicas del parque, es simplemente extraordinario. La combinación de sabores locales y el entorno natural crea una experiencia sensorial inolvidable. El vino, producido en las bodegas de la isla, tiene un sabor único gracias al suelo volcánico en el que crecen las vides.
Para finalizar, no hay nada mejor que despedir el día con una sonrisa mientras dices adiós al sol. La puesta de sol tiñe el cielo de tonos cálidos, reflejándose en las rocas volcánicas y creando un espectáculo visual impresionante. La combinación de la magia volcánica, el clima agradable y la experiencia gastronómica hacen de esta ruta una aventura inolvidable.
